Educación en la Diversidad
Introducción:
El poder opinar de la educación en la diversidad es poner
sobre la mesa de trabajo dos conceptos muy importantes que han venido tomando
mayor importancia en la medida que la educación trata de llegar a todos los
niveles más disímbolos de la sociedad, estos conceptos forman ya un binomio que
preocupan y ocupan a la mayoría de los países que pretenden estar entre los
países desarrollados y tienen que ver con la multiculturalidad e
interculturalidad.
En el ámbito que nos ha tocado colaborar y convivir, de
manera vertiginosa asimilado lo que en otras épocas parecería muy lejano cada
día que transcurre debemos estar más en contacto con la transculturización
entre todos los países ya que tenemos que aceptar estamos en un mundo más
globalizado, esto incluye o involucra directamente a las TIC´s y que esto haga
que estemos más al filo de la navaja de ser incluyentes o excluyentes en esta
modalidad de multiculturalidad e
interculturalidad, con los distintos grupos como indígenas, mujeres, homosexuales,
son un llamado de atención a la sociedad a respetar lo distinto; la migración
de miles de personas hacia zonas más desarrolladas es una realidad cada vez más
cotidiana. Todo ello “supone un reto social y educativo, la diversidad
sociocultural reclama respuestas teóricas y prácticas para la formación de ciudadanos
tolerantes y respetuosos con la diferencia en un marco de igualdad y
solidaridad” Sales y García, (1997) p. 7
Desarrollo:
México es un país que constitucionalmente se reconoce
como pluricultural, ya que su población está conformada por una mayoría mestiza
y sesenta y dos culturas indígenas.
Los conceptos multiculturalidad o pluriculturalidad se
utilizan para decir que en un contexto dado existen dos o más culturas
distintas y que entre ellas hay relaciones. Generalmente las relaciones que se generan
entre las culturas son desiguales; una es la dominante, “poderosa” o
“mayoritaria” y otra la dominada, o “minoritaria”. Hay diferentes tipos de relaciones
desiguales: la asimilación, la segregación y el racismo o discriminación.
La asimilación consiste en que la cultura mayoritaria
acepta al otro diferente únicamente si deja a un lado su propia cultura y
adopta la cultura dominante, perdiendo así su identidad cultural. La segregación
consiste en que la cultura mayoritaria reconoce que existen otras culturas,
pero las mantiene en un espacio separado, como a muchas de las culturas
indígenas que durante largo tiempo han sobrevivido en las sierras y selvas de
nuestro país. Lo único bueno de este tipo de relación es que gracias a ella algunas
culturas originarias han sobrevivido, conservando su identidad cultural. Por
último, está el racismo o discriminación, que consiste en que la cultura
dominante rechaza al otro diferente, niega el valor de su cultura y provoca
como consecuencia situaciones de extrema injusticia, pérdida de identidad y muy
baja autoestima.
En cambio, cuando hablamos de interculturalidad la
relación que se establece entre las culturas se caracteriza por el respeto y el
diálogo en condiciones de igualdad. “La interculturalidad no niega las
diferencias, las reconoce, no las borra ni las aparta, sino que busca
comprenderlas, respetarlas y valorarlas, lo cual, necesariamente requiere de
una identidad cultural consolidada” Schmelkes,( 2001).
La interculturalidad es un camino siempre sujeto al
conflicto potencial, ya que cada grupo cultural tiene una manera de explicar el
mundo, una cosmovisión con sus propias consideraciones de lo que es valioso y
de lo que no lo es, lo que nos puede llevar fácilmente a la crítica de lo distinto.
Esto nos obliga a preguntarnos si existen valores absolutos
o universales o si todo es relativo a cada cultura. La pregunta no es fácil de
responder. Al parecer los valores sólo se entienden dentro de un contexto
histórico y cultural determinado, y el ser humano cada día va buscando nuevos
caminos para interpretar la realidad. Sin embargo, creemos que si queremos
establecer un diálogo intercultural es necesario buscar un conjunto de valores
comunes que nos permitan comunicarnos, porque si cada uno siente que es el
único que posee la verdad no será posible hacerlo. “Tampoco podremos dialogar
si pensamos que todo es relativo, porque no encontraremos puntos de encuentro”.
Ruiz, (2003).
En el entendido de que el ser humano es un ser
bio-psico-socio-cultural y espiritual, se puede afirmar que éste es
muy complejo. Este ser humano de hoy, en toda su grandeza y dimensión, rompe
los paradigmas reduccionistas que las ciencias sociales no ha acabado de
dimensionar.
Como lo mencionaba Ortega y Gasset, “Podemos ver a
una oveja y hemos visto todas las ovejas, podemos ver a un león y hemos visto
todos los leones, pero si vemos a un hombre no hemos visto a todos los hombres…
Y ni siquiera hemos visto al hombre que estamos viendo”. Esta reflexión nos
muestra cuán complejos y maravillosos somos; y aún en medio de esa enorme
complejidad, al reflexionar comprendemos que aunque hemos aprendido a volar
como pájaros, a navegar por debajo de los mares y estamos aprendiendo a
penetrar la naturaleza más íntima del átomo y de la cibernética, poco sabemos
realmente de nuestra naturaleza.
Comprender a mayor profundidad de lo que somos y
conocer el enorme potencial que poseemos nos ayudará a alcanzar en forma
consciente y progresiva niveles superiores y siempre crecientes de realización
y de desarrollo personal y colectivo.
Y es que los seres humanos poseemos un enorme
potencial y que por medio de la educación es que desarrollamos diversas
capacidades; es también sabido que el ser humano es el único ser que tiene que,
por medio de la educación, aprender a ser lo que es, un ser humano. El proceso de convertirse en
persona C. Roger (1961).
Sin embargo esa condición también nos permite
realizarnos ciertas interrogantes, ¿cuál es ese enorme potencial? ¿Cuáles son
esas capacidades naturales y/o especiales propias de cada uno de nosotros?
¿Cómo podemos saber lo que somos y lo que podemos llegar a ser?
Estas interrogantes, seguramente, se han podido
responder científicamente desde diversos puntos de vista epistemológicos, de
una manera unilateral; dejando grandes brechas sociales como aquellos aspectos
unificadores, democráticos e incluyentes, que pueden ser encarados desde una
óptica de la interdisciplinariedad, multidisciplinariedad y transdisciplinariedad.
Estas brechas se hacen más evidentes a aquellas
personas con capacidades especiales que, con el estigma de personas
discapacitadas, se van excluyendo del desarrollo potencial que estas
personas poseen, relegándolas a simples centros de educación especial.
Esta problemática se ahonda aún más, porque
no se cuenta con políticas integrales del desarrollo potencial de las
capacidades de personas con características especiales de parte del Estado, e
inclusive, las diferentes instituciones que burocratizan el proceso de
formación, hablan mucho de educación integradora, sin embargo, poco o casi nada
hacen para satisfacer las expectativas de esta población.
Debemos de pensar ¿Por qué en los centros de
educación, los cines, las iglesias, etc., no acude la gente con alguna
deficiencia física? ¿No será que porque no cuentan con infraestructura
adecuada? Es que una persona con estas características no puede movilizarse
autónomamente en estos centros, subir o bajar gradas o simplemente tomar alguna
movilidad que le permita llegar a un destino.
“En cuanto a las personas con discapacidad
intelectual, los centros de educación especial, por falta de políticas
estatales de integración social, sólo se centran en el desarrollo de
capacidades manuales, que de alguna manera, es un tipo de exclusión social”.
Muriel (2011).
Conclusiones:
En tal sentido, se hace necesaria la participación
del Estado a través de políticas inclusivas para el desarrollo integral y
potencial, así como se hace necesaria la intervención de todas las ciencias,
las técnicas, el arte y la cultura y la sociedad en su conjunto, trabajemos
juntos en el logro de un mejor desarrollo bio-psico-socio-cultural y espiritual
del ser humano.
BIBLIOGRAFÍA:
Rev.
Pensamiento Educativo, Vol. 40, Nº 1, 2007. pp. 13-29
ernesto
ottone
martín
HoPenHayn